El Estado mexicano reconoció su responsabilidad internacional por la desaparición forzada de Ivette Melissa Flores Román el 24 de octubre de 2012 en Iguala, Guerrero. Un caso que marca un precedente al ser el primero de desaparición de una mujer dictaminado por el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), órgano que pidió a México realizar este acto de disculpa pública.
Frente a la hija de Ivette y su madre Sandra Luz Román, el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Arturo Medina, admitió las omisiones de las autoridades, “que incumplieron con las obligaciones constitucionales de respetar, proteger, garantizar y promover los derechos humanos” de la víctima e indirectamente los de su núcleo familiar.
También, dijo “incumplieron con la garantía e inmediatez para brindar a su familia, incluyendo a Ivette Melissa, medidas de protección ante un contexto de corrupción e impunidad local. De igual forma, se reconoce el retraso en la investigación ministerial, así como la continuidad de los hechos violatorios a sus derechos humanos, mismos que seguirán actualizándose” en tanto no se defina su paradero.
Ivette Melissa desapareció a la edad de 19 años luego de que varios sujetos encapuchados y armados llegaron en dos autos a la casa donde residía la joven junto a su familia. Tras balear la puerta, entraron al domicilio y con violencia se la llevaron, de acuerdo con la información proporcionada por Idheas, organización que acompaña el caso.
En el Centro Cultural Los Pinos, Medina expresó, en víspera del Día de las Madres, que los casi 13 años en los que Sandra Luz no ha podido celebrar esta fecha con toda su familia reunida “representan una deuda y no hay más que reconocer la falta de resultados por parte de las autoridades”.